Es una de las tendencias actuales en manicuras. Los esmaltes metalizados pisaron fuerte en las pasarelas y ahora intentan hacerse un hueco en las manicuras de calle.

Tal vez no son la opción a la que nos apuntaríamos en el día a día, pero lo cierto es que pueden ser una buena opción para una ocasión especial.

Pero, como en todo, hay que saber sacarles partido. Aunque creamos que maquillar las uñas se hace de forma similar con todos los colores y texturas, la realidad es que cada tipo de esmalte requiere utilizar distintas técnicas si se quieren conseguir resultados perfectos.

Metalizados, satinados, perlados… ¿qué los diferencia?
Los esmaltes metalizados, como ya deducimos de su nombre, son parecidos a los metales: acero y oro. El brillo que proporcionan estos esmaltes es más uniforme y denso que los satinados y perlados. Mientras, los satinados dan un brillo muy sutil, viene de pequeñas partículas que reflejan la luz, y en los perlados: su brillo recuerda al de una perla, más delicada y discreto que el metalizado y no refleja la luz como en el satinado.

 

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