Pedicuras orgánicas, anticelulíticos de café... Cada vez más gente se suma a la tendencia “ecofriendly”, pero ¿qué hay detrás de un cosmético bio? Descubre los secretos de la belleza “verde”.

El auge de la cosmética “ecofriendly” es imparable desde hace unos años. ¿Las razones? Una mayor conciencia ecológica, el aumento de pieles atópicas y la mayor variedad de productos. “La gente está más concienciada sobre qué es lo que se pone en su cuerpo. Nuestra piel es nuestro mayor órgano y hemos empezado a cuestionar el impacto de los ingredientes químicos en ella. Además, tras la aparición de la enfermedad de las vacas locas en los 80, la ciencia cosmética sustituyó los ingredientes derivados de animales por los basados en extractos de plantas”, explica L. Gardiner-Worship, fundadora de Blend Store & Studio. A ello se suma “una mayor concienciación ecológica y el aumento de pieles intolerantes y con tendencia a sufrir alergias”, según Mª Luz García Toro, directora de Comunicación de Arkopharma.

Manual de uso

Tan importante como los ingredientes que integran la fórmula de un producto natural es lo que no tiene: colorantes, aromas, y, por supuesto, conservantes artificiales. Y aquí surge la duda: ¿se pueden contaminar? En realidad, como explica Lucie Gardiner-Worship, “todos los cosméticos llevan conservantes, ya que si no se estropearían, como ocurre con la fruta fresca; necesitarías guardarlo en la nevera y utilizarlo en un plazo de entre cinco y siete días. Sin embargo, la propia naturaleza proporciona conservantes muy potentes, como el aceite de nim, el de naranja dulce, la vitamina E, la miel o el extracto de semillas de uva, que funcionan tan bien como sus homólogos químicos”.

Aún así, “aunque se buscan activos naturales antioxidantes para facilitar su conservación, la fecha de caducidad de estos productos es siempre algo más corta, normalmente de unos seis meses”, destaca Mª Luz García Toro. No obstante, como los productos naturales pueden llevar un máximo de un 5% de ingredientes sintéticos hay “cinco conservantes inocuos que pueden incorporar: benzoato de sodio, sorbato de potasio, alcohol bencílico, ácido dehidroacético y ácido sórbico”, señala Esther Alonso, responsable de Cosmética de Ecocert Ibérica.

Material sensible

Uno de los puntos fuertes de la cosmética ecológica es que no solo son adecuados para todo tipo de piel sino que las que más se pueden beneficiar son, precisamente, las intolerantes y sensibles, ya que “al exigir un mínimo de ingredientes naturales se buscan alternativas más activas y de más calidad que en la cosmética convencional, como aceites hidratantes de almendra, o de oliva, en lugar de parafinas, y aguas florales en contraposición al agua destilada”, destaca Esther Alonso, de Ecocert Ibérica.

Otro motivo de su inocuidad es “que al tratarse de ingredientes procedentes de la agricultura ecológica, no contendrán elementos tóxicos”, continúa la experta de Ecocert. A pesar de que se pueden utilizar en todos los tipos de piel sana “los cutis con acné o rosácea pueden no obtener ningún beneficio con estas cremas e incluso empeorar”, afirma la dra. Cristina Serrano, dermatóloga de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

Menos problemas

Los cosméticos naturales, al no llevar conservantes ni otros químicos, “ofrecen una mayor tolerancia para la piel y minimizan el riesgo de alergias, salvo en casos muy puntuales de intolerancia a alguno de sus componentes”, señala Mª Luz García Toro. Para evitarlo, “la normativa exige que todos los componentes sean nombrados en la lista INCI del etiquetado. Pero este problema podría ocurrir también con un cosmético convencional”, explica Esther Alonso.

Cuidados verdes

El auge por lo natural se refleja en la aparición de tiendas especializadas donde se pueden encontrar productos cada vez más sofisticados. Esta es nuestra selección.

-En Barcelona, JC Apotecari (jcapotecari.com) ha creado una sección específica, Green.

-En Segovia, Los Jabones de mi mujer (losjabonesdemimujer.com) está especializada en jabones elaborados de forma tradicional a base de aceite de oliva virgen o mantecas de karité.

-Además, la fiebre eco se ha extendido también a los centros de estética. Una de las pioneras de la cosmética verde en España, Alqvimia (alquimia.com), ha abierto su propio spa en Barcelona, en el que, además de comprar sus productos, se pueden recibir masajes.

-La misma filosofía de combinar venta de productos y tratamientos en cabina es la que sigue Blend Store & Studio, en Barcelona (blendstore.es).

-Problemas tan complejos como la celulitis también pueden mejorar con terapias naturales, como la envoltura reductora de café 100% ecológico, de Boris & Saki (borisysaky.es), en Madrid.

-Otra tendencia en auge es la de las manicuras ecológicas, como la New York, de Escape (escapemadrid.com), que incluye exfoliación y nutrición (40 €); o la pedicura orgánica de Twentynails (twentynails.com), a base de miel (41 €).

-Aveda (aveda.es) tiene su buque insignia en el Aveda Lifestyle Salon y Spa. Sus rituales se adaptan a las condiciones físicas y mentales de cada persona.

-David Künzle (davidkunzle.com) propone la Peli.cura, un tratamiento capilar a base de productos botánicos (17 €).

Más allá de la cosmética

Los beneficios de la cosmética ecológica van más allá de los cuidados de la piel, ya que cada vez son más las firmas que ponen en marcha programas con los que apoyan a los productores locales de las materias primas que utilizan. Este “comercio justo” tiene en cuenta aspectos como salarios, integración de la mujer, formación y apoyo a los agricultores locales y preservación de la biodiversidad.

-Por ejemplo, L’Occitane no solo se provee con productores locales del sur de Francia para mantener la tradición provenzal y la sostenibilidad de cultivos, sino que ha desarrollado diferentes programas en otros países. En Córcega, por ejemplo, ha logrado poner en marcha la producción biológica de siempreviva, una planta que, hasta entonces, nunca se había cultivado en la zona, para su línea Inmortelle.

-La manteca de cacao es el ingrediente sobre el que Lush ha centrado su campaña de apoyo a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, en Colombia, que ha logrado mantenerse neutral en el confl icto que ha vivido el país. Con esa manteca, Lush elabora sus barritas de masaje Peace.

-The Body Shop compra el aceite de marula, con el que fabrica sus barras de labios, a la cooperativa de Mujeres Eudafano, en Namibia. Esta relación les permite gestionar por ellas mismas la producción de esta materia prima y conseguir unos ingresos regulares para mantener a sus familias y, a la vez, conservar las tierras en las que viven sin tener que recurrir a la agricultura intensiva.

-Entre los más de 500 ingredientes naturales que utiliza Weleda se encuentra el espino amarillo, con el que, entre otras materias primas, fabrica un aceite corporal. Rico en vitaminas y ácidos grasos, se cultiva en 150 hectáreas de una pequeña granja de la Toscana.

-Pero es la manteca de karité, uno de los ingredientes más utilizados en la cosmética natural, la que protagoniza más número de campañas de comercio justo. Es el caso de Yves Rocher, que ha puesto en marcha una red de producción biosostenible de esta manteca en colaboración con mujeres de países como Burkina Faso y Mali.

Sello de garantía

Cosmético natural, ecológico, orgánico, bio… No existe una definición legal sobre cada uno de estos términos. Para evitar el mal uso de estos conceptos, Ecocert (organismo de certificación privado) ha establecido que “un cosmético natural debe contener más del 95% de ingredientes naturales y más del 5% de ingredientes procedentes de agricultura ecológica. Y un cosmético ecológico tiene que llevar más del 95% de ingredientes naturales y más del 10% de ingredientes procedentes de la agricultura ecológica certifi cada”. Los veganos, además, no pueden incorporar ingredientes animales, como la cera de abeja.

 

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